Si te aburre el blog, hacé click y dales de comer a mis peces!

martes, 20 de marzo de 2012

La casa o el dueño?

Daisy es el nombre de la nueva integrante de la casa! Y se trata nada mas y nada menos que de una chihuahua de apenas cinco meses, quien desde hace ya dos y medio cambió el orden de la casa! Y cuando digo que cambió el orden de la casa no puedo ser mas literal! Desde que ella me acompaña debo ser mas cuidadoso al caminar. Es tan pequeña que de verdad temo pisarla, camino por las noches pisando lentamente como si quisiera asustar a alguien. Estrenando su corazoncito 0 km va de aquí para allá llevando a su paso todo lo que encuentra. Ya la he encontrado en su camita con: un tomate, fósforos, una esponja de metal, carbón (Si! mientras yo le metía carbón al fuego ella los robaba y jugaba con ellos) y todo lo que se les pueda ocurrir. Les aseguro que no para un segundo, hace que tenga que seguirle el ritmo y créanme que no es fácil. Según nos contaron, ella al  nacer estuvo en una habitación muy pequeña de la cual no salió hasta que llegó a mi casa, su nuevo hogar. Hoy supera ampliamente a Charly García, no solo va de la cama al living, ella disfruta ir del living al comedor, del comedor a la cocina y de esta al lavadero. Pero algo que la desvive es poder salir al patio en busca del césped, va tan rápido a su encuentro que corre más que lo que sus patitas le permiten y es así que termina revolcada en esa hermosa alfombra verde! No hay forma de convencerla que salga de allí.
Disfruta mucho de tener una casa amplia, es feliz estando allí, definitivamente es "el" lugar. Casi que no disfruta tanto cuando queremos sacarla a pasear, como cuando está en "su" hogar!
Pero hay un detalle en todo esto, basta que yo salga de la casa, basta que tan solo atraviese la puerta, aunque mas no sea unos minutos, para que ella se pare frente a la entrada y comience a llorar. Les puedo asegurar que la imagen es conmovedora. Su carita triste le competiría mano a mano a la del gato con botas en Shrek. Tanto así que alguna vez me hizo volver a entrar para darle unas pocas caricias mas, como si eso calmara su tristeza.
Cuando esto sucede, yo me pregunto: Pero acaso no tiene toda la casa a disposición? Si ahora puede recorrer hasta aquellos lugares a los que no le dejo entrar cuando yo estoy en la casa! Por qué no la disfruta? Por qué estar triste?
Y es que ella disfruta la casa cuando está su amo, cuando la acompaña en sus juegos. Y eso por que la casa solo tiene un real sentido cuando su dueño anda dando vueltas por ella. Ella reconoce que lo que verdaderamente hace que su vida sea feliz es que yo esté cerca, que mis caricias recompensen esa larga carrera por traer la pelota de vuelta, que es importante mi presencia aún cuando eso signifique que reciba algún reto porque mis calzados ya no están donde deben! Y es que disfruta mas de su dueño que de la casa y eso la hace llorar y extrañar cuando él no está con ella!
Que lindo es disfrutar de encontrarnos con aquellos que como nosotros, vivían con el corazón encerrado y hoy disfrutan de esta libertad que es conocer el amor de Dios! Que lindo que es ir a la casa de quién nos permite disfrutar la vida de forma abundante, que lindo es estar allí y decirle gracias por dejarnos revolcarnos en el césped de su gracia todos los días.
Pero que lindo es reconocer que la verdadera felicidad es cuando él está en ella. Que la casa es solo un pedazo de piedra, que es tan vacía aún con mucha gente adentro cuando él no se encuentra. Que hay tristeza cuando él no es el motivo principal, que nada se compara a su presencia, a sus caricias y aún a sus retos.
No nos enamoremos de la casa si no podemos encontrarnos con su dueño. Que no nos entretengan los múltiples ambientes, ni nos distraiga la carrera por recorrerla, porque la verdadera felicidad es cuando él comparte la vida con nosotros, cuando contentos miramos al cielo y vemos que él acompaña nuestra vida!