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viernes, 3 de agosto de 2012

Disculpas públicas!

Eso deberíamos pedir como ciudadanos responsables! Disculpas públicas a gobiernos, instituciones, comunidades y hasta al mismo Satanás. Y digo esto porque me cansé de ser uno mas de quienes lo único que hacen es echar culpas a otros, aquellos que dejan de hacerse cargo de lo que les corresponde y se ponen en esa cómoda y nefasta posición de espectadores críticos de lo que sucede a su alrededor!
Me da mucha tristeza ver como quedamos inmóviles y mudos frente a aquello que no queremos ver ni vivir. Y hasta la vida nos encuentra muchas veces siendo eso que criticábamos. No me puedo conformar y ver como nuestra perplejidad frente a la injusticia nos convierte casi en cómplices. Y me pregunto muchas cosas. Por ejemplo: En que momento dejamos de ser honestos? En que momento pasamos a ser quienes nos hacemos los dormidos para no dar nuestro asiento a un anciano o una mujer embarazada? Cuando nos transformamos en indiferentes, corruptos, insensibles, como para ser conocidos en otros países por esos atributos y ya no por la solidaridad, la integridad, la pasión, la transparencia?
En que momento nos hicieron creer que estas son cuestiones de estado, tarea para los maestros o doctrinas religiosas? Cuanto tiempo más vamos a seguir reclamando cambiar cuestiones que nos corresponden a nosotros?
No es en otro lugar que en nuestro propio hogar donde se generan esos valores que hoy parecen extraños en nuestra sociedad. Es más fácil echarle la culpa a otros. Es más fácil pedir honestidad que practicarla. Pero los que vienen detrás nuestro no entenderán nuestro reclamo, no demandarán a otros mas que a nosotros mismo, el modelo de país a seguir.
Pero como no creo en echarle la culpa a otros, y como me hago cargo de lo que a mi me corresponde, tampoco creo que todo está perdido. Porque como supo decir el profeta rosarino Rodolfo Paez: "Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón".