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miércoles, 25 de abril de 2012

En la escuela de la vida.

Escuchaste hablar alguna vez de la "Depresión dominguera"? Es el estado en el que caen muchisimas personas cuando sus días felices se acaban, por llamar así al fin de semana. Si, que se acabe el fin de semana es producto de depresión para muchas personas, pero también lo es para quienes tienen "grandes" problemas, y es ese día el limite entre la evasión y el enfrenatrse con esa situación que los angustia. Me sorprendió también enterarme que la mayor cantidad de suicidios se dan en ese día, algo qu ejamás hubiera imaginado.
Pero, lejos de querer dramatizar la historia, les cuento que de pequeño vivía mis depresiones domingueras, y creo que mas de uno las vivió. Y no es ni mas ni menos que esa angustia provocada por saber que al otro día deberíamos dejar la cama tan cálida y acojedora para ir a la escuela. Que ya no habría consesiones a la noche y deberíamos acostarnos temprano, que ya no se podría jugar sin estar pendiente de la tarea!
Y aunque ahora, con los años encima, nos cause gracia esto, sabemos lo dificil que era asimilar que ese viernes que parecía haber estado tan solo unas horas atrás, ya quedaba en el olvido y la "Escuela" nos esperaba nuevamente! Yo en lo personal, miraría asombrado a aquel niño que me dijera que disfruta ir a la escuela. Eso te pasa solo por unos tres o cuatro días! Te puede suceder los viernes o el día de la excursión, o los últimos días del año, una vez que ya rendiste las evaluaciones y la clase se vuelve un juego. Pero no mucho mas!
Con el tiempo dejamos la escuela, cambian nuestras obligaciones y añoramos volver a ella muchas veces. Pero, la realidad nos marca que nunca dejamos la escuela. Siempre nos acompaña paso a paso hasta que nuestro corazón decide que ya a hecho suficiente. Y si bien podríamos decir que la vida es una gran escuela, creo que hay momentos que son los fines de semana, son esos momentos en los que uno se divierte, juega y aprende "de otra forma". Pero la vida te lleva a vivir esos que te duelen en el corazón. Son esos lunes que hacen que llores por no querer enfrentarlos, que no entiendas el por que de vivirlos. Es cuando la escuela de la vida te pega una de esas cachetadas que te dejan ardiendo por varios días. Es cuando descubris lo mucho que pesan las lágrimas. Cuando caminas con el peso de tu dolor y parece que todo se vuelve mas lento y la gente se ve cada vez mas lejos, haciendo que te sientas aún mas solo. Y ahí es donde comienza la escuela de la vida, por que es ella la que te insta a secar las lágrimas para ver mas allá, porque son las lágrimas las que te nublan el panorama, y si bien es de hombres llorar, es de hombres también dejar de hacerlo para seguir! Es el ardor de ese reves el que debe ser tu maestro para recordar que es lo que no se debe repetir, es la soledad del dolor la que te enseña el valor de queines están cerca y es ni mas ni menos que la bronca el motor para dejar esa situación e ir en busca de lo que nos espera mas adelante.
No recuerdo momentos añorando ir a la escuela, pero hoy con el tiempo valoro lo que ella dejó en mi vida y agradezco haber corrido sus patios, aburrirme en sus salones y sufrir en esos exámenes. Hoy quizás cueste disfrutar de la escuela de la vida, pero sin duda sería de burros no saber que con el tiempo valoraremos todo lo que en ella hemos aprendido, nos daremos cuenta que no estuvimos solos y sabremos que, como siempre, Dios fue nuestro gran maestro y relajate porque en unos segundos sonará el timbre para el primer recreo!