Si te aburre el blog, hacé click y dales de comer a mis peces!

jueves, 8 de abril de 2010

Ser como Jesús!

Era una calurosa tarde en la ciudad de Jope, el sol parecía quebrar el árido suelo reseco por las pocas lluvias. El pueblo, en su diaria rutina, transitaba las anchas calles. Los mercaderes, en su afán de vender más, rompían con gritos el apacible silencio. Los animales para la venta, las peleas por los altos precios, algún que otro guardia romano caminando, todo indicaba que sería un día como tantos otros.
De pronto, entre la multitud un niño se abre camino, parece correr más rápido de lo que sus pies se lo permiten. Algunos lo miran con asombro, otros enojados protestan por su atropello, pero el pequeño sigue su carrera sin dar siquiera señales de haber escuchado los reclamos. En un abrir y cerrar de ojos atraviesa la ciudad y al aproximarse a la orilla contempla el imponente mar, como queriendo buscar en él respuestas que calmen un poco su ansiedad. Su vida era un montón de preguntas, que invadían una y otra vez su cabeza llenándolo de dolor y tristeza. Se acerca un poco más, toma una piedra y la arroja con toda su fuerza al mar como queriéndolo despertar, como exigiéndole que algo sucediera, pero, su indiferencia lo lastima aún más. Con su rostro mojado y lleno de lágrimas mira al cielo como sabiendo que su respuesta estaría allí y se pregunta:
¿Cómo puede ser que en el momento en que más lo necesitaba, Jesús no estuviera allí?,
Su hermana llevaba varios días enferma y ningún médico había podido hacer algo para mejorarla. Él era su única opción.
¿Por qué sus milagros fueron para unos pocos?, ¿Por qué la persona más buena que su pueblo había conocido solo estuvo un tiempo tan breve?
¿Es que Dios no quería seguir ayudando a los demás?, ¿Por qué se lo había llevado?
¿Su hermana estaba condenada a sufrir solo porque Jesús decidió irse antes que ella enfermara?
Sus preguntas retumbaban entre las rocas y volvían a él una y otra vez. Lleno de impotencia sintió en su corazón que debía volver con su hermana, que no había tiempo para dudas, él estaría con ella hasta lo último. Corrió nuevamente y al acercarse al pueblo notó un alboroto que hizo que un frío recorriera su cuerpo, en su interior temió lo peor, detuvo su carrera y las palabras de uno de los ancianos confirmaron sus sospechas: Dorcas, su hermana, había muerto! Su corazón no podía soportar tanto dolor.
¡Si ella vivía para ayudar a los demás! ¡Si su prioridad eran los necesitados!
Corrió apresuradamente hacia la habitación, la desesperación hizo que el cansancio desapareciera. Al entrar vio lo que su corazón se negaba a creer, entre el llanto de su madre y las demás personas contempló el cuerpo de su hermana que parecía dormida, como cuando la despertaba con suaves caricias para sorprenderla. Pero él sabía que esta vez no abriría sus ojos, que había perdido no solo a su hermana, sino a su amiga, su consejera, a quien le había enseñado tantas cosas, quien alguna vez le había hablado de Jesús…
¡Jesús si tan solo él estuviera allí! Hasta sus oídos había llegado el rumor que Jesús había resucitado a Lázaro. Él hubiera podido, sin dudas, devolverle la vida a su hermana, pero ya no estaba y su poder tampoco.
La imagen era conmovedora, el lugar se llenó de tristeza, el llanto de la familia, los gritos de su madre, la mirada perdida de su hermano. En medio de tan tenso clima se escucha golpear la puerta de la casa, al abrirla un hombre desconocido para la familia entra rodeado de algunos ancianos. Los familiares se acercan y le muestran las túnicas hechas por Dorcas, la madre se derrumba frente a él en un llanto conmovedor, el niño contempla la situación sin poder reaccionar. El hombre, con una profunda paz, se acerca y pide que todos desalojen la habitación, ¿pero quién era él?, ¿por qué hacía eso? Él era su hermano, no lo podía echar, ¡él había prometido quedarse con ella hasta lo último! Pero, cuando menos lo esperaba, un hombre lo tomó del brazo y lo sacó hasta el patio. Con una molestia visible y sin poder contener su intriga le preguntó a uno de los ancianos que habían traído al extraño sujeto:
¿Quién es él? ¿Qué hace allí?
Una voz ronca le susurra al oído:
“Pedro, su nombre es Pedro, era uno de los discípulos de Jesús”.
La respuesta lo deja atónito. ¿Qué hacía él acá?, ¿Qué sucedería con su hermana?
El ambiente estaba tenso, los nervios a flor de piel, la espera era interminable, ¿por qué demoraba tanto? El niño, solo quería estar por última vez con su hermana antes que se la lleven, ¡sólo quería despedirse! De repente la voz de Pedro irrumpe el lúgubre silencio:
¡”Por favor entren”!
Dejando atrás a todos, y sin importarle los gritos de los demás, el niño entra primero y la escena lo conmueve como nunca nada lo había hecho, su hermana, la misma que él había dejado minutos antes acostada en su cama muerta, estaba parada junto a Pedro. ¡Estaba viva! Sin pensarlo más corrió hacia ella y se fundieron en un abrazo eterno, único, ¡el más hermoso de todos! Sentir a su hermana junto a él y llena de vida quebró su corazón, las lágrimas inundaron su rostro y la casa se llenó de alegría “Dorcas está viva” gritaba una y otra vez con fuerza. ¡Un milagro había visitado su casa!
Los comentarios recorrieron las ciudades vecinas y el asombro conmovió a los corazones más duros. Pasado un rato Pedro explicó que Jesús había venido a dar vida y vida en abundancia, y que lo que había sucedido era otra muestra del poder de Dios, el mismo poder que hizo caminar a los paralíticos, ver a los ciegos, sanado leprosos, el poder que alimentó a cinco mil personas con sólo cinco panes y dos peces, el que hacía que los demonios huyeran de tan solo escucharlo, ese poder seguía vigente. Las buenas noticias de Dios habían llegado a esa casa, las dudas fueron aclaradas y la mente de aquel niño fue abierta, entendió que el poder de Dios aún está en la tierra, que Jesús se había ido, pero que dejó en ella a miles de embajadores que seguirían llevando esperanza por donde sus pies pisaran. Pero algo le quedo bien claro, él supo que ese mismo poder está a disposición de todos, de todos aquellos que quieran “SER COMO JESÚS”.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

como vuela esa cabeza! gracias por el desafio de ser como JESUS y vivir su poder en nosotros!
segui escribiendo...aca hay un lector.
un abrazo!
Fer (Sta Fe)

tamm dijo...

Esta muuy bueno te feliciito!

Anónimo dijo...

RObert muy bueno tu blog, y espectacular la historia redactada! que Dios te siga usando! un abrazo!
Nahuel Nozigllia

Anónimo dijo...

Es hermoso tu blog, y de mucha bendición. Segui bendiciendo a multitudes. Saludos desde Bolivia.
Ruth Guevara (Bol)

Anónimo dijo...

muy bueno Robert, cargado de sensaciones y nos transportaste a esa situación con detalles de lujo, o lujo de detalles... DTB, SIl

Anónimo dijo...

Hermosa historia! que milagro!
Jesus♥!
que Dios te bendiga Robert! :)

Rochiz! :)